Organizar un evento por una buena causa

Recientemente he tenido la oportunidad de asistir a algunos eventos, que organizados por voluntarios de la Asociación Española Contra El Cancer, AECC, tienen como objetivo de recaudar fondos para la investigación y apoyo a las personas y familias afectadas por esta enfermedad.

La Asociación se constituye en 1953, con el propósito de luchar contra el cáncer en todas las modalidades conocidas o que en el futuro se conocieran. En 1970 se declara de “Utilidad Pública” por acuerdo del Consejo de Ministros. Tiene su sede central en Madrid y desarrolla su actividad en toda España, gracias a sus 52 Juntas Provinciales, con representación en más de 2.000 localidades de todo el país.

Conozco dos de esas asociaciones, la de Tres Cantos y la de Alcobendas a través de su tesorera y presidenta, respectivamente y soy consciente del esfuerzo y dedicación desinteresada, así como de la satisfacción que supone.

El viernes, sin ir más lejos, asistí a la Cena contra el Cáncer que todos los años organiza la Asociación de Tres Cantos en el Castillo de Viñuelas, que ya se ha quedado pequeño para albergar a las más de 360 personas, entre el alcalde, autoridades, comerciantes y vecinos que quieren aportar su “granito de arena” a esta causa.

Como cualquier profesional de los eventos, buscan emocionar en todo lo que hacen

Detrás de una buena cena, con amigos, hay un trabajo desinteresado de personas que, sin ser profesionales, organizan todo de una forma increíble, pero la mayoría de las veces no somos consciente de todo ello. Detrás, hay muchas horas de buscar ideas para sorprender, muchos talleres fabricando con sus manos regalos, envolviendo sueños, muchas tardes recorriendo comercios y empresas en busca de aportaciones para sus rifas, de cómo despertar sonrisas y aplausos. Desempolvando las fotos de todo lo que han hecho este año, y lo añaden a su vídeo que cierra la cena entre la emoción y los aplausos de tanta gente que les quiere. Nadie se acordará de las noches en vela, que pasaron revisando balances, ingresos y gastos. Ilusiones que se apagan cuando despiden a los últimos rezagados. Sus sonrisas no dejan entrever el dolor de sus pies cansados por los tacones. El maquillaje ya ha empezado a desvanecerse y las últimas luces del Castillo se van apagando, pero siguen recibiendo besos y abrazos.

De vuelta a casa, la alegría de saber que este año la cantidad recaudada es mayor que el año pasado y a empezar de nuevo. La ilusión de pensar en el próximo evento, en cómo mejorar.

Atrás quedan los momentos de soledad, tristeza, incertidumbre y miedo

Y dejarán muy lejos aquellos momentos de soledad, tristeza, incertidumbre y miedo a esta terrible enfermedad. Atrás ha quedado todo. Ahora guardan fuerzas para dedicarlas a otros que lo necesitan.

Por ellas, por su dedicación, su amor, su alegría, solo puedo decir:  gracias. Gracias por estar allí, por hacerlo tan bien y por servirnos de ejemplo. Gracias, campeonas!!!.

Espero que te haya gustado este post que dedico con tanto cariño a estas valientes y me dejes tus comentarios.

 

 

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